jueves, 25 de febrero de 2016

¡ VIVIR !








¡Vivir! del escritor chino Yu Hua (1960), fue una de las novelas más influyentes de su país en la década de los 90 y es una novela clave en la literatura china contemporánea. Para mí, es un gran libro y, sinceramente, no pensaba que me iba a gustar tanto cuando decidí probar suerte.

¡Vivir! se publicó en 1993, pero no sería traducida al español hasta el 2010, gracias a la editorial Seix Barral (mi volumen es de bolsillo, de Austral). Su protagonista, Fugui, descendiente de una rica familia china, nos cuenta su historia a partir del momento en que, cuando era joven, se arruina por culpa del juego y se gasta todo el patrimonio familiar. Pasando de ser el ambicioso 'amo' a un humilde granjero y teniendo que sufrir multitud de penalidades debido a esa nueva posición social. Casi sin darnos cuenta, vamos haciendo con Fugui un repaso a la historia de la China del s. XX y vemos cómo afectan los diversos cambios políticos a la sociedad rural (la guerra civil, la llegada de Mao, el comunismo, la Revolución Cultural...).
Una buena lección de historia que el protagonista sufre en sus propias carnes. Al pobre hombre le pasa de todo, pero el amor que siente por su familia y por la vida le hace tirar para adelante. Porque Fugui lo tiene claro, Fugui quiere ¡vivir!.

Una novela muy emocionante que está contada con un humor muy curioso, tanto, que me sorprendí riendo unas cuantas veces, pese a su crudeza.






Cuando vi que había película del libro y que era de Zhang Yimou, no me lo pensé y me puse a verla nada más acabar la novela. Me sorprendió que no conociera esta película, porque tuve mi 'momento Zhang Yimou' y vi muchas películas suyas, todas de los años 90. La última fue El camino a casa, de 1999 y la verdad es que tengo un gran recuerdo de todas.

La película es de 1994. Está basada en la novela pero se cambian bastantes cosas. En este caso el protagonista se convierte en titiritero y no en granjero y los hechos suceden en la ciudad en vez de en el campo. Los cambios políticos también serán grandes protagonistas. Vamos, que otra película más de Zhang Yimou que merece la pena. Con Gong Li de protagonista a la que siempre es un placer volver a ver.


 Y no se me ocurre una letra  más vitalista que la de la canción Magic de Chucho:











jueves, 11 de febrero de 2016

CRÓNICA DE LOS WAPSHOT









Hace poco cayó en mis manos Crónica de los Wapshot, del estaodunidense John Cheever, al que sólo conocía por ser el autor del relato en que está basada la película El nadador. 

He de decir que al principio lo miré con un poco de recelo. Tenía curiosidad por leer algo suyo, pero mi famosa pereza me volvía a invadir y eso es malo: el libro que pille en este estado corre el peligro de quedar injustamente abandonado. Menos mal que me activé enseguida, porque la familia Wapshot me atrapó y no me soltó.

Crónica de los Wapshot (1957) es la primera novela de Cheever (1912-1982), un autor conocido sobre todo por sus relatos y con la que ganó el National Book Award. Los Wapshot son una peculiar familia de cierto renombre pero venida a menos con el paso de los años. Viven en St. Botolphs, una pequeña ciudad costera de Estados Unidos en donde el padre es capitán de un pequeño barco, su mujer se dedica a las buenas obras y sus hijos tendrán que rehacer sus vidas lejos del hogar familiar. 

Cada capítulo de este libro parece un relato del que siempre sale una historia nueva (a veces puede parecer un poco caótico), pero con los Wapshot siempre presentes y proporcionándonos momentos de lo más divertidos y estrambóticos. Me lo he pasado realmente bien con esta novela y ya estoy deseando leer el Escándalo de los Wapshot (1964), también editada por RBA y que continúa la historia de esta saga familiar.




Y hablando de El nadador... Me parece una película de lo más curiosa, que ya merece la pena sólo por ver a un Burt Lancaster de 52 años hecho un tarzán recorriendo las piscinas de sus amigos.  ¡¡ Burt, nunca olvidaré tu bañador hasta el ombligo!! Hay que verla.





Y, para acabar, Death with dignity, del último disco de Sufjan Stevens. Así, sin más, porque sí, porque no paro de escucharlo y, como diría el autor de Un brillo ensordecedor, porque podía ser de Illinoise.